Cómo cuidar correctamente tus aberturas de aluminio para que duren toda la vida (y luzcan como nuevas)

Las aberturas de aluminio son sinónimo de resistencia, pero si les brindás un mantenimiento adecuado, pueden acompañarte por décadas manteniendo su funcionalidad y estética intactas.

Una de las prácticas más importantes es la limpieza regular. Se recomienda hacerlo cada dos o tres meses, utilizando un trapo húmedo y jabón neutro. Es fundamental evitar productos abrasivos, detergentes fuertes o esponjas metálicas, ya que pueden dañar el acabado superficial de los perfiles.

También es clave mantener despejados los orificios de desagüe. Estos pequeños drenajes ubicados en la parte inferior de los marcos permiten que el agua de lluvia salga sin acumularse. Verificar que no estén obstruidos previene filtraciones y prolonga la vida útil del sistema.

Los herrajes merecen especial atención. Aplicar lubricante en bisagras, cremona, cerraduras y ruedas corredizas una o dos veces al año mejora su funcionamiento y evita desgastes prematuros. Si notás algún ruido extraño o dificultad al mover las hojas, es momento de revisar el mecanismo.

Además, se recomienda inspeccionar burletes y sellados al menos una vez por año. Con el tiempo pueden endurecerse, despegarse o perder efectividad. Su correcta conservación es clave para mantener una buena aislación térmica y acústica.

Por último, cuidá el entorno y el uso cotidiano: evitá golpes con objetos duros, asegurate de que las hojas no queden abiertas en días de viento fuerte y no las fuerces si encontrás alguna resistencia. Pequeños cuidados pueden marcar una gran diferencia. ¡Tus aberturas te lo van a agradecer durante muchos años!